martes, 5 de junio de 2007

LA REVISTA DEL AGOTE

Páginas de adentro
Los chicos del Instituto Luis Agote son los protagonistas de esta publicación que escriben, diseñan y editan. Un espacio de libertad en el encierro que les permite definirse y hacerse escuchLa revista nació en papel, en 2002, por iniciativa de los propios jóvenes. Desde entonces, se editaron 15 números y, a partir de octubre pasado, tiene su versión online -actualizada cada 15 días- que ya fue visitada por 2.100 lectores. La publicación se convirtió en un espacio de libertad dentro de una institución de encierro. Los jóvenes deciden los temas, cómo los encaran, la forma de presentarlos y de ilustrarlos. "Yo puedo coordinar pero no decido; acá se decide todo por asamblea. Se la pasaron dos meses discutiendo si autodefinirse como jóvenes o adolescentes, si llamarse encerrados o privados de su libertad. Puede ser todo más lento y pausado, pero sin dudas es más genuino", explica Luciana Mignoli, la impulsora del proyecto y responsable del Taller de Periodismo y Comunicación donde se realiza la publicación. Mignoli transpira pasión cuando habla de La vida y la libertad. Llegó al Agote en 2002 con la intención de organizar un taller de radio, después de una experiencia exitosa que había creado en el neuropsiquiátrico femenino José Esteves, donde las mujeres allí alojadas reconstruían su historia al aire. No obstante, cuando entró al instituto de menores, decidió aprovechar y estimular una pequeña experiencia escrita que los internos ya habían desarrollado. Quiénes son los malvivientes La publicación comenzó con 16 páginas y hoy cuenta con 28. "Al principio, por ahí, los chicos escribían para los jueces, hoy ya no es así", aclara Mignoli. Basta recorrer las notas para descubrir que la revista no es solo un recurso para mirarse a sí mismo sino también un arma para interpelar a la sociedad que los recluyó. En un número, por ejemplo, Miguel desarrolla una nota sobre los 14 menores condenados a cadena perpetua, un hehco que -se encarga de aclarar- es inconstitucional. Un compañero se pregunta, con la foto de los dictadores Jorge Videla y Emilio Massera de fondo, quiénes son los verdaderos malvivientes. Lucas, en tono intimista, se cuestiona: ¿podré decirle no a la pasta base? También pueden leerse artículos que vinculan la contaminación ambiental con el capitalismo global y otros más reivindicativos, como el que exige un régimen de visitas íntimas, hasta ahora vedado para los internos. "El proyecto se enmarca en el artículo 13 de la Convención Internacional de los Derechos del Niño, que garantiza la libertad de expresión por propios medios y el libre acceso a la información" , explica Mignoli, quien sólo impone dos condiciones a quienes quieran participar de esta experiencia: libertad de elección en los temas a desarrollar y compromiso a la hora de ejecutar. El poder de la palabra Dos veces por semana, una docena de jóvenes participan del taller. A diferencia de lo que ocurre con la escolarización primaria y secundaria, el taller es una actividad voluntaria que, sin embargo, ninguno se quiere perder. Varios de ellos hasta se llevan un cuadernito a la celda para continuar con su trabajo. La redacción, según cuentan, funciona en la biblioteca de la institución, donde hay muchos libros, tres computadoras y ninguna ventana. Hasta allí los jóvenes deben llegar acompañados por los guardias de seguridad, quienes a su vez son los encargados de retirarlos y custodiarlos hasta que regresan a sus celdas."El clima de trabajo es bueno y es malo. Bueno porque salen nuevas ideas, hay respeto, interés, cada uno trabaja en su nota con ayuda de otros. A veces es malo porque subimos sin ganas, y con problemas, pero estamos igual porque es un compromiso con los lectores" , escribieron los jóvenes en un artículo de presentación. "Al principio toda la información les llegaba por medio de los familiares, las visitas o los docentes. Yo misma les llevaba mucho material y eso no dejaba de ser un filtro. Ahora que tenemos Internet, todo cambió, ganaron mucho más autonomía, que es lo que más me interesa trabajar. Busco que ellos puedan manejar sus propias herramientas para que el día que salgan de acá puedan desenvolverse solos" , señala Mignoli, la única mujer joven y universitaria que transita los pasillos del instituto. "Los chicos -resume- son el principal sostén del proyecto". La banda ancha les permitió seguir trazando puentes hacia el afuera. Los artículos reciben comentarios, alientos y críticas de distintas partes del mundo gracias a la magia de Internet. "La revista les da visibilidad a los chicos. No se trata de darles la voz a los que no tienen voz, sino de hacer audible su propia voz. Ellos tienen el poder de la palabra y hacen lo que quieren siempre y cuando sus pares estén de acuerdo." Además de la revista, los jóvenes alojados en el instituto crearon sus blogs, donde se animan a reírse de su propia realidad: En Cana da y Agotados, son dos de las experiencias que ya flotan en la web.ar.
Recogido de www.lavaca.org

1 comentario:

Luciana dijo...

Muchas gracias por haber publicado esta información. Luciana Mignoli